Esta historia es real y las opiniones aquí expresadas son de mi exclusiva responsabilidad.
Todo comenzó en TikTok, donde un colega locutor, a quien llamaremos “El Vozarrón”, recibió un comentario de un usuario que se describe como “Experto en oratoria y magister en Educación”. Este individuo, al que llamaremos “El Experto”, sostiene en su perfil que puede “enseñar a hablar bien”. Nuestro amigo locutor hablaba sobre la importancia de tener una dicción y pronunciación clara y correcta al dirigirse a un público, ya sea en radio, en la animación de un evento, o en una presentación o conferencia.
¿Quién podría estar en desacuerdo con esta afirmación? Sin embargo, “El Experto” comentó que para hablar en público no es necesario tener una dicción perfecta, argumentando que se está confundiendo la oratoria con la locución, una competencia exclusiva de los locutores, quienes deben prestar atención a la dicción.
“El Vozarrón”, notablemente afectado por este comentario, respondió con educación y firmeza, defendiendo su postura. Aunque no puedo asegurar si logró cambiar la opinión de “El Experto”, o si el debate continuó, sentí la necesidad de revisar el perfil del supuesto experto y lo que encontré no me gustó.
El locutor tiene toda la razón al enfatizar la importancia de una buena dicción y pronunciación. Una comunicación clara y efectiva es esencial para transmitir un mensaje de manera precisa y concisa, independientemente del medio.
Por otro lado, “El Experto” tiene un punto válido al diferenciar entre la locución profesional y la oratoria.
La locución se enfoca en técnicas vocales, como la entonación, pronunciación, articulación y dicción, mientras que la oratoria abarca un conjunto más amplio de habilidades, como la estructura del discurso, el desplazamiento en el escenario y la expresión corporal.
Sin embargo, en ambos casos, la voz es el principal medio para comunicar el mensaje y el objetivo es el mismo: “Conectar con la audiencia, cautivar y convencer”.
Afirmar que la dicción no es necesaria para la oratoria es una simplificación errada.
Si alguien se autoproclama experto en oratoria y además tiene la responsabilidad de ser educador, debería cuidar su propia dicción para que sus consejos sean tomados en serio. Esto subraya la importancia de la coherencia entre lo que se dice y cómo se dice.
En la industria del entretenimiento, la información o la educación, el profesionalismo nos diferencia del resto.
Tenemos una gran responsabilidad, especialmente hoy en día cuando los medios de comunicación están al alcance de todos. Esta democratización ha permitido que millones de personas se expresen libremente, pero también ha generado una tendencia hacia la informalidad en el uso del lenguaje.
Hablar de manera informal es válido en ciertos contextos, como con amigos o familiares. Sin embargo, si deseamos hablar con elegancia y efectividad, hay múltiples opciones para prepararse y mejorar. Como profesionales de la comunicación, debemos ser conscientes de loque decimos y cómo lo decimos, ya que nuestras palabras tienen un gran impacto y nos convertimos en modelos a seguir.
En resumen, es posible ser cercano y natural sin dejar de sonar profesional. Este equilibrio es fundamental para conectar eficazmente con la audiencia.
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