El gran “Chespirito” en una entrevista dijo que “El heroísmo no consistía en carecer de miedo, sino en superarlo”, refiriéndose a superhéroes como Superman, Batman, He-Man, etc., que por ser superpoderosos carecían de miedo. En cambio, “El Chapulín Colorado, a pesar de reconocer esa debilidad, siendo débil, torpe y muriéndose de miedo, se enfrentaba a los problemas y, con su astucia, los superaba”.
Es inevitable sentir nerviosismo cuando nos enfrentamos a algo por primera vez y, si ya lo hemos hecho muchas veces,también nos va a pasar y nos seguirá pasando siempre. A mí, por ejemplo, me sucede en el teatro antes de cada presentación, camino de un lado a otro con los nervios de punta. O sea, estoy “cagado”. ¿Será por la mierda que nos desean antes de cada presentación? Hmmm… ¡Es posible! ¿Y sabes por qué? Porque somos humanos, porque ¡Estamos vivos! Vivir sin miedo no es humano. Y porque también vivimos en un planeta muy competitivo y heredamos de nuestros ancestros ese instinto natural que nos pone en modo de “lucha o huida” ante una amenaza o peligro inminente.
Ahora, busquemos el origen de ese miedo que, la mayoría de las veces, nos bloquea.
Cuando dices:“Le tengo miedo a las serpientes o culebras”, ¿es al animal como tal o el miedo es a morir por envenenamiento producto de la picadura? Tranquilo, no todas las serpientes son venenosas y tampoco nos vamos a detener en medio de su territorio para revisarla y ver si su mordedura nos puede o no matar. Nuestro instinto natural es “Huir”.
Enumeremos los tres principales miedos del ser humano:
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El primero es a morir, ya que es algo para todos desconocido, porque no sabemos ni podemos averiguar si hay algo más allá.
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El segundo es al fracaso: esa ansiedad de no cumplir con las expectativas propias o ajenas.
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Y el tercero es al rechazo: esa necesidad de ser aceptado socialmente.
Ahora, en la segunda y tercera, pienso que, si bien nuestra vida no se encuentra en riesgo, podemos gestionar ese miedo, controlarlo, NO ELIMINARLO, sobre todo cuando nos toca en algún momento hablar en público, (puede ser en una exposición en el colegio, la universidad, en una entrevista de trabajo, en una reunión con compañeros de trabajo o con los vecinos en nuestra comunidad, etc.).
¿Cómo lo podemos hacer? Recuerda que más riesgo corres cuando, por temor, dejas de hacer algo. Entonces, hay que ser conscientes del momento presente, ubicándonos en el ahora.
La preparación y la práctica son fundamentales. Visualízate teniendo éxito, cree en ti, no olvides que dentro de ese cuerpo hay gran parte del poder creador divino.
Practica la respiración profunda, medita, ora; eso ayudará a calmar tus nervios, además de reducir ese estrés que puede generarte problemas de salud.
Por naturaleza somos curiosos, nos gusta escuchar historias, así como también contarlas. Esa emoción que transmites cuando relatas a tus amigos tus aventuras en vacaciones o la película que te encantó es la actitud que debes asumir frente a tu audiencia, así sea pequeña o muy grande.
Aunque creas lo contrario, la mayoría de las personas que acuden a ti para escuchar lo que tienes que decir desean que tengas éxito. Claro que siempre va a haber alguien a quien no le gustes, pero eso te debe resbalar, porque con toda seguridad, la gran mayoría “TE APOYA”.
Mira que: “El lobo no pierde el sueño por la opinión de las ovejas”.
Esto es una prueba